“Dinolandia” de Pablo Chehebar y Nicolás Iacouzzi. BAFICI 26.

La dinomania neuquina.

Seguramente sea por haber nacido en los 90’s, pero claramente de chico quería ser paleontólogo. Por diversos motivos fui cambiando de parecer, el principal es que al final del día me parecía una profesión algo aburrida. Todo cambió, cuando en este BAFICI 26 vi “Dinolandia” de Pablo Chehebar y Nicolás Iacouzzi. 

El descubrimiento de lo que sería bautizado como Giganotosaurus carolinii, el dinosaurio carnívoro más grande que se conoce, desató una novela increíble. Caroloni, un mecánico de El Chocón, parece descubrir los primeros huesos. Esto da inicio a interminables de peleas entre pueblos, científicos e intendentes que se quieren quedar con el fósil del dinosaurio. 

Es impresionante que el descubrimiento del fósil se da al mismo tiempo que el estreno de “Jurassic Park” (1993) de Steven Spielberg. El mundo ya estaba entrando en una dinastía que duraría años, pero en Neuquén esto le cambiaría la vida. Tras el descubrimiento, la ciudad de El Chocón pasa de ser reconocida por la “obra del siglos” (la primera central hidroeléctrica del país), para convertirse casi en un parque jurásico.  

Peleas entre paleontólogos, para ver donde se guardarán los fósiles para su estudio. Dudas sobre el relato de Caroline y su hallazgo. Hasta una disputa entre intenden para quedarse con la potestad del esqueleto del dinosaurio que se resuelve con un juego de cartas. Una vez más, la realidad supera la ficción. Ni siquiera el guionista más experimentado se hubiera animado a tanto. 

“Dinolandia” de Pablo Chehebar y Nicolás Iacouzzi es increíble. En el sentido más literal posible. La historia que logran compaginar los directores, no podía ser más delirante. Sin lugar a duda, darle espacio en pantalla a un Carolini crepuscular, es lo mejor que podrían haber hecho. El contraste entre su relato y el punto de vista del resto de los implicados resulta tan divertido como entretenido. 

Calificación.

Dirección
Montaje
Arte y Fotografia
Música

“Dinolandia” de Pablo Chehebar y Nicolás Iacouzzi es increíble. En el sentido más literal posible. La historia que logran compaginar los directores, no podía ser más delirante. Sin lugar a duda, darle espacio en pantalla a un Carolini crepuscular, es lo mejor que podrían haber hecho. El contraste entre su relato y el punto de vista del resto de los implicados resulta tan divertido como entretenido. 

User Rating: No Ratings Yet !

Francisco Mendes Moas

Estudio, hago y escribo sobre cine. Mi relación con el séptimo arte siempre peligra con convertirse en una peligrosa adicción.

Artículos Relacionados

Deja un comentario

Compruebe También
Cerrar
Volver al botón superior