La directora se sumerge en el corazón de un proceso de adopción, una ficción que es a la vez informativo y conmovedor, gracias a un guión muy bien estructurado y documentado, junto con las actuaciones impecables de quienes rodean al bebé. Por Bruno Calabrese.
Theo acaba de nacer. Después de dar a luz, su madre biológica le entrega a un programa de adopción. Los servicios de adopción deben encontrar entonces a la que se convertirá en su madre adoptiva. En el otro extremo, Alice (Élodie Bouchez), de 41 años, lleva casi diez años luchando por ser madre. Un grupo de profesionales trabajará para que Theo y Alice puedan reunirse.
Los médicos, las enfermeras, los trabajadores sociales, los psiquiatras y los padres potenciales entran en juego mientras seguimos al niño, que se llama temporalmente Theo, durante un período de tres meses, durante el cual aterriza en las manos muy seguras de un asistente social llamado Jean. (Gilles Lellouche). Otros ayudantes incluyen a la trabajadora social preocupada de Theo, Karine (Sandrine Kiberlain); otra trabajadora de caso, Lydie (Olivia Cote), a quien se le ha encomendado la tarea de encontrarle una familia; y un tercero, Mathilde (Clothilde Mollet), quien manejó la transferencia de Theo de su madre biológica de 21 años (Leila Muse) al sistema social francés.
La película no es solo ficción, se nota claramente que la directora hizo su investigación aquí, y hay muchas escenas que bordean el plano documental, como cuando participamos en discusiones entre cuidadores que intentan decidir qué es lo mejor para el recién nacido. Siendo realmente llamativo la forma en que la psicología del niño entra en juego, con varias secuencias que muestran lo vital que es explicarle la situación de Theo, incluso si no puede comunicar sus pensamientos.
“En Buenas Manos” es armoniosa en su composición y muy realista. No juzga a sus protagonistas y hace énfasis en los diversos aspectos involucrados en un proceso de adopción en Francia. Seguramente no tenga correlato con otros sistemas, pero sirve como ejemplo sobre como proceder ante estas situaciones, sobre todo para mostrar como funciona el sistema cuando Estado está presente. Desde el momento en que una madre entrega a su hijo hasta el punto de adopción, incluidas todas las dudas (y vidas privadas) de los trabajadores sociales, la directora logra un drama conmovedor, con el equilibrio perfecto entre lo sentimental y el plano de observaciónal e indagador sobre el tema.
Puntaje: 90/100.