En su primera película, el director chileno Omar Zúñiga propone un acercamiento directo a una historia de amor que, en las viejas épocas, se la podría denominar como “prohibida”. Y en algún punto, en lugares como los que viven los personajes de este film, ese criterio e idea siguen existiendo.
La opera prima se centra en la relación que se va estableciendo entre un arquitecto llamado Lucas que viaja al sur del país –en la zona de Valdivia– a visitar a su hermana, que vive allí, antes de irse a vivir a Canadá y Antonio un joven del lugar que trabaja en un barco pesquero. La atracción entre los dos es evidente de entrada y no tardarán en buscarse y encontrarse, siempre secretamente, tratando de no generar potenciales inconvenientes ni fricciones especialmente en el universo en el que se maneja Antonio.
Es la historia de una pareja homosexual, sin embargo, lo que a primera vista aparenta ser una ficción romántica con una estructura clásica y simple, la película se enriquece a partir de los detalles que dan cuenta el contexto del cual se desarrolla, proponiendo una revisión de las ideas naturalizadas sobre la virilidad. Encuentra su potencial en las resonancias simbólicas del título que cuestiona la idea más común y natural sobre la virilidad.
Los fuertes son los personajes, el director celebra el amor, pero a la vez celebra la fortaleza de Lucas y Antonio para sobreponerse a cualquier hostilidad que ellos puedan sufrir. Rompe con la victimización de la homosexualidad, le da libertad para contar una historia de amor, los transforma en agentes de su propio destino. Por un lado, Lucas quiere continuar sus estudios académicos en Canadá y, por su parte, Antonio quiere seguir los pasos de su padre y convertirse en un gran pescador.
Zúñiga describe la idiosincrasia de Chile reflejando la mirada prepotente que tienen los que habitan en las grandes ciudades sobre el interior. En este caso marcada cuando Lucas se muestra reticente a aceptar que el sueño de Antonio de ser pescador es tan valido como el suyo de continuar sus estudios. A su vez, dedica un tiempo minucioso e importante del relato a la construcción del vínculo de los personajes, que se puede ver en la química entre ambos actores.
La fotografía y la banda sonora ayudan a contar la historia. Rodada en zonas costeras cercanas a Valdivia, se construye un universo íntimo para los personajes. A su vez, opera como un elemento simbólico; por un lado, da cuenta de la calidez del sentimiento amoroso que viven los personajes, pero por otro lado, también funciona para mostrar la frialdad y la hostilidad del entorno en el cual se desarrolla.
Calificación
Dirección
Montaje
Arte y Fotografia
Música
Actuación
En definitiva "Los Fuertes es una historia de amor honesta que conmueve y entretiene, de dos hombres que no se hacen cuestionamientos sexuales.