Este documental nos conecta con el artista plástico Fernando García Curten y con su Casa Museo. Matilde Michanie, su directora, nos lleva a recorrer la vida y obra de este importante artista que ahora se esconde del mercado del arte en los rincones de su ciudad natal, en San Pedro. por Juliana Ulariaga
El film comienza con un tímido relato, con imágenes de archivo, sobre como el arte fue ganando espacio en la vida del artista. Luego, poco a poco, despliega en la pantalla su indiscutido talento para expresar una mirada lúgubre del mundo que nos rodea. Influenciado por el terror de épocas de duras guerras, se atreve a explorar en su interior dónde se encuentra el límite entre el bien y el mal. Curten se pregunta ¿Qué debe hacer un artista frente a la crueldad, la tortura, la injusticia, la humillación y la tristeza que aflora en las relaciones humanas?
Lo Intangible se basa en el libro “Un Reflejo en la penumbra” de Marcos Kramer, quien interactúa en el documental como guía y entrevistador de este peculiar artista que nos abre las puertas de su casa para contarnos su historia.
Fernando García Curten es uno de los artistas plásticos más importantes de su generación y tal vez uno de los más olvidados. La elección de los materiales naturales y de los desechos con los cuales trabaja no es azarosa. Simboliza como la tristeza existencial, que ocupa la indiferencia y el olvido, puede encontrar su belleza a través de construir con lo destruido y transformarse en algo nuevo. Trozos de maderas provenientes de mesas, puertas, árboles, elementos en desuso con historias propias, encajan en cada una de sus obras de forma natural, y se erigen en escenas crueles casi como una denuncia silenciosa del dolor.
La elección de la directora de incluir deliberadas tomas de lugares por los que alguna vez caminó Fernando García Curten es acertada. Complementan el relato y nos sumergen en las profundidades de un artista que confía en revelarnos, a su modo, aquello que impulsa su arte.
Después de años de trabajo y exposiciones, decide que su obra pertenece al pueblo de San Pedro y que todo aquel que quisiera verla podría acercarse hasta allí. Renunció a la exhibición pública y a la monopolización del arte. Se mudó a su pueblo natal y fundó en 1992 su propia Casa Museo. La misma que visitamos en el documental. Pero, actualmente, se encuentra cerrada por reparaciones que por cuestiones económicas nunca pudieron realizarse.
Las obras hechas con materiales naturales, están sometidas a las condiciones climáticas del lugar y corren el riesgo de ser devoradas por el tiempo. El lugar es víctima de la desidia estatal para la conservación del arte y se busca con el documental, de una forma sutil, que los pocos o muchos que tomen conocimiento del valor de la obra puedan impulsar medidas y logren la reapertura de la casa.
Alejado de los beneficios del mercado del arte, se mantiene fiel a la esencia de su obra, a aquel mensaje implícito que quiere proclamar. Su verdadera motivación es liberar su mundo interno y conocerse. Adentro suyo se despliega un caos en una búsqueda constante de encontrar, ordenar, y de repararse a sí mismo. Es esta sensación de transformación lo que desea transmitir en sus obras a todos aquellos que puedan apreciarla y es lo que lo hace tan increíble.
Tristeza, desolación y la desgarradora violencia sin sentido le dan vida a un artista que nos invita a desafiar nuestra visión acotada de la realidad para contemplar con impacto lo que muchos elegimos ignorar: el lado oscuro del ser humano.