Crítica a “Alex Rider”: Una aventura de espías juvenil

Alex Rider es la nueva serie de Amazon Prime Video, estrenada el viernes 13 de noviembre, y que trae una historia de espías digna de escuchar, con un protagonista que se gana el reflector.

En dos días la terminé; y si hubiera tenido más tiempo, con un día y un buen acompañamiento de comida, me alcanzaba para no dejar de verla. La serie, basada en los libros de Anthony Horowitz, retrata a Alex: un adolescente ordinario que es enlistado para trabajar en MI6, el servicio de inteligencia secreto inglés, y usará habilidades que no sabía que tenía, para convertirse en un espía extraordinario.

Por lo menos yo, no veía una historia así desde hace mucho tiempo. El guion fue adaptado por Guy Burt, quien logró unir los primeros dos libros de la saga para darnos la primera temporada. Por un lado, presenta a un joven que disfruta al máximo su adolescencia: se mete en problemas, va a fiestas con su mejor amigo, y está enamorado de una compañera de curso. En ese sentido, “Operación Stormbreaker” se hace presente, e incluye un hecho desgarrador que lo convierte a Alex en el extraordinario espía.

“Point Blanc”, el segundo libro, es el principal de esta historia. Nuestro protagonista deberá ir a una escuela para chicos multimillonarios problemáticos, para descubrir el gran secreto que oculta y desmantelarlo sin poder comunicarse con la agencia. Esta unión de los libros no se nota en ningún momento; se podría decir que la adaptación logró combinar las dos aventuras del joven a la perfección. 

Otto Farrant le da vida a Alex Rider; y nos da un chico inteligente, carismático y determinado. Pero para hablar de él tendríamos que tener otro apartado. Por eso, vamos a hablar de quienes lo acompañan en la aventura. No por eso son menos, al contrario: entre todos forman un cast muy poderoso que te hace a veces odiarlos o amarlos, en extremos y sin poder controlarlo. Algunos de los responsables no los había visto en otra serie de Amazon, como es el caso de Brenock O’Connor, Vicky McClure o Ronkẹ Adekoluẹjo. Otros pude reconocer de otras producciones, como Stephen Dillane, quien interpreto a como Stannis Baratheon en Game of Thrones.

El arte de la serie, junto al vestuario y maquillaje, tuvo un trabajo exhaustivo en cuanto a detalles que tiene el protagonista. Pero como bien dijimos, necesitamos otro apartado para hablar solo de Alex. Esta área trabaja muy en conjunto con la dirección de fotografía, no solo en esta producción sino en todas las de la industria cinematográfica. Pero en este caso, la fotografía usó mucho planos generales, demostrando cada locación y espacio en el que los protagonistas se movían; lo que hizo que todos los directores de arte tengan que esforzarse el doble para dar vida a esos lugares. 

Otro aspecto a destacar que hizo la fotografía fue los lentos movimientos de cámara cuando los personajes estaban analizando o profundizando un pensamiento. Son leves, pero ayudan en gran cantidad a la trama porque te introduce en la mente de estos espías que saben guardar muchos secretos. Ni hablemos de las escenas de persecuciones, que ya de por si son muy dinámicas. Ben Wheeler, director de fotografía, jugó en todo momento con los colores en los planos, inclusive de persecución; y en ocasiones, con los contraluces, oscureciendo al personaje y dándole más misterio a la acción que realizaban.

La música estuvo a cargo de Raffertie, y nos condujo en un mundo adolescente moderno; pero también, a las películas de espías que veía cuando era más chica. Por otro lado, la elección de “The World is Mine”, de Samm Henshaw, como tema principal no es al azar. El tema caracteriza a su personaje principal: un joven adolescente, que también es espía. Con su dinamismo, tanto para la canción de la introducción como para la música que acompaña a Alex, el sonido te adentra más en esta historia de aventura y peligros, un poco juvenil.

Pero basta de charlar de las áreas, que pudieron poner esta serie en marcha. Ahora vayamos al famoso apartado y hablemos de Otto, o mejor conocido como Alex Rider.

Alex Rider: rojo como la sangre

El personaje principal tiene dos facetas: el adolescente, y el espía con el corazón lastimado. Ya dijimos que ocurre un hecho desgarrador que transforma a este personaje; no vamos a decir qué, pero trae a dos Alex a la vida que también se ven al final de la temporada. 

Por un lado, tenemos al joven Rider, que tiene un mejor amigo, va al secundario y le gusta una de sus compañeras. Su mayor problema es no poder ir a una fiesta y hacer todo lo posible para no perdérsela. Por el otro, está el espía: mucho más calculador, serio y fuerte. Pero en ninguno de los dos se pierde esa inteligencia y carisma que lo caracteriza.  

Acá felicitamos a Otto Farrant, que puede cambiar de sentimientos en menos de un minuto, y conecta con sus espectadores para que sientan lo mismo que él y entiendan cada decisión que toma.

El detalle más importante que tuvo arte y hace único a este Alex es el rojo. No importa el contexto o la situación, el actor siempre llevaba rojo en su vestuario y maquillaje. A veces el uniforme del colegio, con detalles de este color, o una campera, su MP3… Inclusive cuando no parecía que podía haber más rojo, le decoraban la cara con sangre para que éste llame la atención. La iluminación también estuvo pensada así, y se disfruta en su mayoría en la última batalla. 

No voy a demorarme más, porque no quiero que te quedes solo leyendo esto. Alex Rider es la nueva serie disponible en Prime Video que trae al cine el secreto mundo de los espías. Con una historia que fue Best-Seller en el New York Times, la serie te atrapa y conduce junto a los protagonistas, para que no te quieras levantar del sillón. Como bien dice Mrs. Jones en uno de los capítulos: “El mundo que habitamos es turbio. Las cosas nunca son claras como desearíamos”, y esta producción hace que tus instintos de espías se despierten para desmantelar estos secretos que el mundo guarda.