Cine de vacaciones.

"Los Sonámbulos" y "Las Siamesas", dos películas que interpelan a la familia como unidad social inalterable.

Tanto las casas quintas con sus enormes piscinas, como las entrañables playas de la costa atlántica son en esta época del año, los lugares elegidos por muchos argentinos, que buscan disfrutar de relax y descanso. En este sentido, dos películas disponibles en la plataforma On demand de Cablevisión presentan estos paisajes, sin embargo, no como símbolo de reposo y oasis.

La preseleccionada a los premios Óscar Los Sonámbulos y la recientemente estrenada en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata Las Siamesas”, ambas películas están dirigidas por la talentosa directora argentina Paula Hernández, y tienen en común la interpelación a la familia como unidad social inalterable.

“Los Sonámbulos”: Una casona campestre es el lugar de reunión familiar para despedir el año. Tres generaciones se juntan bajo un caluroso treinta y uno de diciembre para comer, pescar y beber mucho alcohol junto a la piscina. Un fin de año que dista de ser de unión, armonía y felicidad, por el contrario se convierte en una jornada de celos, envidias y riñas familiares.

Esta historia coral presenta personajes bien diferenciados en algunos aspectos aunque no tanto en otros, que manifiestan sus posturas ante diferentes situaciones y conflictos, como la venta de la casa, la administración editorial familiar y el regreso de un integrante de la familia después de varios años. Todo parece establecerse bajo la mirada autoritaria de Meme: abuela sobre-protectora, madre ausente y suegra renegada.

Un drama centrado en una familia de clase media de ávidos lectores y algunos escritores que prometen, se desmorona de a poco detrás de apariencias superficiales, que no logran sostenerse y relaciones de poder entre hombres y mujeres.

Relato contado desde una cámara en mano que se mueve agitada persiguiendo a los protagonistas de manera acechante, tomando a estos en planos que no intentan equilibrar la imagen sino por el contrario trasmitiendo una sensación desestabilizadora. El uso excesivo de planos cortos y el bajo número de planos enteros o generales consiguen generar una sensación de inquietud y suspenso, haciendo que el espectador no logre ubicarse dentro del espacio donde sucede la acción.

Un clima de hostilidad se desarrolla con intermitencias, acumulando situaciones y comentarios que al principio parecen insignificantes, para convertirse luego en un malestar, que irá desencadenando hacia una tensión cada vez más intensa llevando a peleas, que nadie podrá detener.

“Las Siamesas”: Madre e hija se disponen a efectuar un recorrido en micro con destino a la ciudad  balnearia, de Costa Bonita. Sitio donde se encuentran unos departamentos heredados por Estela al morir su padre.

Esta road movie es la excusa que utiliza la directora para desarrollar los distintos matices de una relación enfermiza. De manera progresiva empiezan a surgir diferentes bordes emocionales, como sentimientos de culpa, reproches y pases de factura de una madre manipuladora y victimista hacia una hija insegura e incapaz de revelarse, asumiendo la imposibilidad de independizarse.

Un viaje de transición emocional entre dos personas que se necesitan, pero a la vez se rechazan, sentimientos, que parecen no tener un punto intermedio, una tormenta que se aproxima y una situación inesperada que cambia el rumbo de las cosas.

En suma, un relato en el que agobia la opresión de una casa familiar, en un pequeño pueblo. Agobio que Estela porta en su viaje a una ciudad balnearia, con un mar rebelde y la posibilidad de una vida independiente, que por el momento no puede realizarse.

En conclusión, dos películas que abren un interrogante: El ocio y el descanso en familia son equivalentes a ¿calma y felicidad? o ¿quiebre y ruptura?

¿Felices vacaciones?

Dramas que cristalizan las tensiones dentro del seno familiar.

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