¡Oh, queridos monstruos! “El callejón de las almas perdidas” de Guillermo del Toro. Crítica.

La nueva película del ganador del Oscar, Guillermo del Toro.

Tras la exitosa performance llevada a cabo con su última película, “La forma del agua”, el director mexicano vuelve a sumergirnos en su particular imaginería. Remake de la producción homónima de 1947, “El callejón de las almas perdidas” llega este jueves 27 de enero a todas las salas de cine del país. Guillermo del Toro nos trae una obra de mentiras y mentirosos, donde aborda su amor por los monstruos desde un punto de vista terrenal. 

Acompañado de un elenco desbordado de estrellas: Bradley Cooper, Rooney Mara, Cate Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, David Strathairn, Richard Jenkins, Mark Povinelli, Ron Perlman, Holt McCallany, Jim Beaver, Mary Steenburgen y Tim Blake Nelson. También parte del equipo técnico con el que colabora desde hace varios años: el director de fotografía Dan Laustsen, el diseñador de vestuario Luis Sequeira y el editor Cameron McLauchlin. 

Stanton Carlisle es un buscavidas, que por azares del destino llega a una feria ambulante. Allí conocerá a una vidente y un mentalista, quienes le enseñarán los gajes del oficio. Reconociendo el potencial para ganar dinero fácil y estafando a los espectadores, se escapa a la gran ciudad para montar un espectáculo junto a su asistente Molly. Pero su ambición sin límites lo llevará por oscuros caminos, donde se relaciona con personas que no debería. 

Si bien su capacidad narrativa es sublime, lo que más convoca de los proyectos realizados por Guillermo del Toro es su imaginario monstruoso. Su amor por los monstruos quedó retratado ya en varias ocasiones y en todas sus películas. En esta ocasión podemos verlo en su manera de tratar, mostrar y moverse por el mundo de la feria ambulante. Una realidad circense, anclada a un tiempo específico, la cual hoy en día resulta tan fantástica como los dragones y caballeros.  

Por esta razón podemos dividir la película en dos partes. La primera mitad, donde habitamos el maravilloso mundo surreal de la feria. Y una segunda, donde comienza un convencional entramado de estafas. Sumada a esta marcada división, tenemos la larga extensión del audiovisual. En lugar de enaltecer el enorme presupuesto e inmiscuirnos en el complejo entramado de este mundo, se termina diluyendo poco a poco durante la hora extra que tiene comparada a su versión original.

Entonces durante la primera parte, hasta el más fanático de del Toro, quedará maravillado con su propuesta. Haciendo lo que sabe hacer, se mueve por esta realidad a sus anchas, al igual que su cámara. Sus amados monstruos, excéntricos, parias, están por todas partes. Tomando a todo este grupo de personajes exiliado de la sociedad, simplemente por no encajar, y creándoles un planeta propio donde puedan existir como ellos quieran. ¡Oh, queridos monstruos!, pareciera decirnos Guillermo, quien película a película nos enseña a amarlos tanto como él lo hace. 

En contraposición, durante la segunda mitad los elementos de film noir que venían asomando la cabeza con anterioridad, ahora toman el poder. El monstruo es su protagonista, aunque interiormente, ya que son sus acciones y lo que nos lleva a etiquetarlo de este modo, no su apariencia. Un alma perturbada que busca llenar un vacío infinito dentro suyo. Aquí además entra la ciudad con sus enormes rascacielos, autos de lujo y los trajes con sombrero, como un personajes más. Frío y de cemento, al igual que la trama en este momento. La magia de la feria se apaga, opacada por la crueldad y avaricia humana.

Nos encontramos entonces con dos piezas de rompecabezas que por más bellas que sean, no logran congeniar entre sí. Por otro lado, por momentos la hermética interpretación de Bradley Cooper, tal vez pasado de sutilezas, no permite empatizar con su antipático personaje. Opacado por momentos por un sublime Willem Dafoe, del cual cada poro de su cuerpo exhala la compleja existencia de este mundo ambulante. Sumado a la correcta performance de Rooney Mara, de la cual no es imposible creerle toda su virginal inocencia, tal vez influenciados por su amplia carrera donde los personajes fuertes y avispados abundan.

A pesar de todo, la nueva propuesta terrenal de Guillermo del Toro, sin ser uno de sus mejores productos, logra adentrarnos en un mundo noir con tintes fantásticos. Algo muy pintoresco de ver y al mismo tiempo entretenido. Ante cada nuevo trabajo del director mexicano, sufre de las expectativas del espectador, donde se espera que nos deleite con alguna nueva, bella y sorprendente monstruosidad. Al salirse un poco de dicha norma, sus audiovisuales padecen la falta de amor, por parte del director, por lo mundano.

Calificación.

Dirección
Montaje
Arte y Fotografia
Música
Actuación

A pesar de todo, la nueva propuesta terrenal de Guillermo del Toro, sin ser uno de sus mejores productos, logra inmiscuirnos en un mundo noir con tintes fantásticos. Algo muy pintoresco de ver y al mismo tiempo entretenido. Que sufre de las expectativas del espectador ante cada nuevo trabajo del director mexicano. Donde se espera que nos deleite con alguna nueva, bella y sorprendente monstruosidad. Y al salirse un poco de dicha norma, sus audiovisuales padecen la falta de amor, por parte del director, por lo mundano.

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Francisco Mendes Moas

Estudio, hago y escribo sobre cine. Mi relación con el séptimo arte siempre peligra con convertirse en una peligrosa adicción.

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