El viernes 3 de febrero tuvo su reestreno la exitosa obra “La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus”. Con la dramaturgia de Diego Carreño y Gabriel Wolf e interpretada por el propio Carreño se la puede disfrutar en El camarín de las musas (Mario Bravo 960) todos los viernes a las 22hs.
Sólo en una casa familiar en la cima de la montaña un simpático personaje intenta escribir su tesis, proeza que le ha llevado 24 años y por la que trabaja insistentemente para finalizarla y así poder graduarse como filólogo u hombre de letras. Una cama, un loro, una máquina de escribir, algunos artefactos antiguos más y un sin fin de hojas de papel, algunas colgadas como telarañas y otras apiladas por el piso, invaden el espacio que lo rodea.
El protagonista entre inquieto y ansioso hace preguntas a las que el mismo responde, su meta es que su trabajo confirme aquel planteo, del ensayista y crítico social estadounidense William Burroughs, del año 1966 en el que afirma que “El lenguaje es un virus”.
Disparador que servirá para desplegar una obra atravesada por el humor, con un carácter inteligente y crítico que rompe con las normas establecidas, construido desde el primer instante en que aquel solitario personaje abre su boca y hasta que las luces se apagan, no así la sonrisa del público, que ha quedado grabada en su rostro luego de sesenta minutos a pura carcajadas.
Diego Carreño se entrega por completo, su expresión corporal, su voz y su elasticidad llenan de vida el escenario, en un trabajo realmente complejo que la excelencia del texto le exige. Allí, juega con las palabras, como un domador hace con ellas lo que se le antoja, las convierte, les da vida, les imprime una fuerza especial para construir ideas, sensaciones y transformar frases que pueden sonar aburridas, en expresiones divertidas y hasta poéticas.
De esta manera, el texto incita tanto a la reflexión como a la risa, al sentirnos reflejados por los pensamientos, modismos y formas que utilizamos al hablar. Analizamos junto a él palabras, expresiones cotidianas y hasta títulos de películas que decimos habitualmente, pero que claro, nunca nos detuvimos a examinar.
En definitiva, La lengua… es una obra excepcional, que explota al máximo el arte escénico como el literario, donde todos los elementos que la componen: escenografía, iluminación, sonido, texto e interpretación fluyen y se conectan a la perfección. Creando un vínculo especial que se establece entre el actor, la trama y los espectadores y dejando en claro a todo el público presente, que a las palabras no se las lleva el viento.
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Dramaturgia:
Diego Carreño, Gabriel Wolf
Intérpretes:
Diego Carreño
Voz en Off:
Lucía Baya Casal, Carolina Vespa, Noelia Vittori, Marcelo Xicarts
Diseño de arte:
Analía Cristina Morales
Diseño sonoro:
Pablo Bronzini
Realización de escenografia:
Marcos Aquistapace
Realización de vestuario:
Mariana Paz
Música original:
Pablo Bronzini
Diseño De Iluminación:
Leandra Rodríguez Adea
Fotografía:
Noelia Vittori
Diseño gráfico:
María Ana Tapia Sasot
Asistencia de iluminación:
Sofía Montecchiari
Asistencia de dirección:
Noelia Vittori
Prensa:
Natalia Bocca
Producción ejecutiva:
Bibiana Glait
Producción general:
Malditas Producciones
Dirección:
Gabriel Wolf
Duración: 60 minutos
Dirección
Actuación
Escenografía
Iluminación
Vestuario
El protagonista se encuentra en una casa perteneciente a su adinerada familia, ubicada en la cima de un cerro, en la que ha permanecido por los últimos 24 años, trabajando en la tesis que le permitirá graduarse como Filólogo, u Hombre de Letras.