Nos encontramos transitando la 3° edición del festival internacional de cine documental – DOCA, la cual cuenta con una programación de lo más interesante. “La ilusión de la abundancia” de Érika González Ramírez y Matthieu Lietaert tras un largo recorrido por los festivales del mundo, aterriza en nuestro país. Un documental que denuncia como el saqueo a las tierras latinoamericanas continúa ininterrumpidamente desde la llegada de los europeos.
Nos encontramos aquí con la historia de tres fervientes defensoras del medio ambiente y los derechos humanos de Latinoamérica. Máxima en Perú lucha contra una compañía minera que quiere quitarle sus tierras. La comunidad indígena que representa Bertha en Honduras, ve sus derechos mancillados todos los días por empresas avaladas por el estado. Y por último Carolina en Brasil protesta contra la minería de su país que diariamente mata gente por las negligentes condiciones laborales de la empresa.
El documental no destaca por un asombroso despliegue técnico, ni por despampanantes secuencias narrativas. Es que su búsqueda es otra, lo que importa para los directores es la claridad del mensaje. Todo debe quedar tan claro como el agua. No quiere darse el lujo de montaje experimental o innovar narrativamente. La máxima es dejar en claro que esta gallina de los huevos de oro que es Latinoamérica, en algún momento va a dejar de dar.
En esta relación promiscua que tienen los estados con las compañías extranjeras, dejan hacer en Latinoamérica lo que no quieren hacer en su propio país. Explotan la tierra y se llevan los beneficios al otro lado del mundo. Mucho pero es cuando las propias empresas nacionales hacen lo propio en su misma casa.
Entre los muchos puntos interesantes que tiene el documental, resalta la necesidad de buscar ayuda en el exterior cuando los propios estados no pueden o quieren hacer algo al respecto. El exterior, no es otro que Europa. El histórico explotador, ahora se presenta como un megáfono para el eco de los reclamos de aquellas voces que no son escuchadas.
Cuando Carolina viaja a presentar su causa ante la Unión Europea, ellos le tiran la pelota a Asia, los actuales compradores principales de minería brasileña. Dejando en claro que carecen de leyes internacionales como para hacer algo respecto, menos aún a nivel continental y si llegaron hasta ahí es porque las leyes nacionales no funcionan. Tan aterrador como cierto.
El día que dejen de existir los documentales como “La ilusión de la abundancia” de Érika González Ramírez y Matthieu Lietaert, deberíamos celebrar. No por calidad intrínseca, ni nada referido al producto. Sino porque significaba que la denuncia de las empresas sobre las tierras ajenas dejará de existir. Solo espero que sea porque reflexionaron y encontraron otra alternativa y no porque ya no quede más nada que saquear.