Hay algo en la figura del hombre solitario, que se rige por su propia ley, que parece enamorar dentro de la cinematografía. El hombre que sabe cómo hacer para sobrevivir solo en medio de la naturaleza, poseedor de una gran sabiduría, y de una humildad del mismo porte. Así se presentaba la figura del cowboy en Hollywood, cuando los western estaban en boca de todos. Hoy, más de 50 años después, llega un western argentino filmado íntegramente en La Rioja, y que vuelve a enamorar a su audiencia con su gran protagonista.
La historia se desarrolla en un pequeñísimo pueblo perdido del mapa. Allí, donde todos se conocen con todos, se corre el rumor de que una extraña figura porteña dio por encargo el asesinato del dueño de la mina de azufre. Como no podía ser de otra forma, el encargo le llega a Almeida, el loco solitario del condado. Así, al mejor estilo de “Crónica de una muerte anunciada” , el protagonista deberá enfrentarse a su moral contrapuesta a sus necesidades económicas.
Almeida, interpretado espectacularmente por Osvaldo Laport, es aquel que refleja la figura del agotamiento de la sociedad. Cuando todos quieren ver como conseguir un rendimiento económico del presagiado desastre, a él le importa estar en buenos términos con su pareja y tener crédito suficiente para llevar azúcar para el mate. Se presenta de está manera como la única persona cuerda en un pueblo donde hasta el comisario espera con ansias que se cometa el crimen.
Queda entonces en manos del gaucho decidir el destino del empresario. Seguir el deseo de todo un pueblo y llevarse una generosa tajada, o por el contrario, ayudar a la futura victima a escapar. Aquí florece la moral de un personaje sumamente enigmático. Sorprendiendo a la audiencia en cada decisión, con cada argumento y cada enseñanza. Florece así, con una interpretación sencillamente perfecta, el amor y el atractivo por las figuras que antes plagaban el cine.
El largometraje, producido por Daniel Burak y dirigido por la dupla de Andrés Tambornino y Alejandro Gruz, cuenta con una duración total de 107 minutos. En ellos se despliegan las actuaciones de Osvaldo Laport, Roly Serrano y Diego Velálzquez, entre otros. Además, cabe destacar la excelente fotografía de Alejo Maglio. Que junto a la música de Christian Basso hacen del paisaje riojano un desierto de leyenda.
Ya para cerrar, queda decir que “Hombre muerto” es un excelente y sumamente recomendable western argentino. Que sabe reconectar con los paisajes característicos y el arquetipo de personajes que en ellos habitaban. Además, cuenta con un valor nacional inconmensurable, demostrado no solo delante de cámara pero detrás y hasta en las locaciones. Es una producción independiente que, en los momentos actuales, se debe defender y promocionar.
Calificación
Actuación
Arte
Fotografía
Guion
Música
"Hombre muerto" es una producción nacional, lo que ya basta como para justificar su precio de entrada. Pero además, es una película que sabe mezclar drama y comedia y que sabe redimir a la figura del gaucho solitario.