Cuando se habla de la Competencia de Estados Alterados del Festival internacional de Cine de Mar del plata, se espera tratar con rarezas o realizaciones poco convencionales. No hay mejor demostración de esto que “El tango del viudo y su espejo deformante” de Raúl Ruiz y Valeria Sarmiento.
El mismo Ruiz que falleció en el 2011, grabó las imágenes en 1967, siendo el film su ópera prima; dejando así una película de fantasmas contada por fantasmas.
Tras el suicidio de su mujer, Iriarte es perseguido por su fantasma. Las noches pasan en vela por culpa de la indeseada visita y los días entre amigos, la compañía de los vivos trae serenidad. La película se divide en dos partes: hasta aquí lo que contenían las latas encontradas que había rodado el propio Raúl Ruiz. Para poder utilizarlas, décadas después, Valeria Sarmiento debió contratar especialistas en lectura de labios, ya que sólo tenía en su poder imágenes mudas. Con juegos de montaje y marcando su impronta, Valeria utiliza la parte de espejo deformante para dar rienda suelta a sus propias ideas.
Dos puntos de visiones diferentes, dos tiempos distintos y dos personas distintas marcan esta realización; cómo enmarca la sinopsis “una película que pertenece a dos mundos”. Por un lado, se tiene la primera mitad donde el nuevo equipo técnico procuró tratar el material con respeto y resignificar lo menos posible, desde el cuidado por la restauración de la imagen o la titánica tarea de descifrar el diálogo de los personajes. Una vez liberados de las ataduras de querer contar lo que el director original se proponía, vemos una segunda mitad de corte experimental, en reversa y con algunos cambios; como visto a través de un espejo de feria, que distorsiona y transforma el reflejo.
El trabajo sobre el campo sonoro se impone sobre los demás aspectos de la obra. Era un suelo sin arar, ya que las imágenes silenciosas callaban sus sonidos para siempre. Una armonía impecable se genera entre los diálogos, transcritos de los labios de los actores del pasado e interpretados por actores nuevos, con la música y los sonidos ambientes. La escasez de sonidos impuestos al ser fantasmal es también una decisión acertada por parte del nuevo equipo técnico.
Imposible saber a ciencia cierta lo que Raúl Ruiz se propuso contar en 1967, pero “El tango del viudo y su espejo deformante” es una gran aproximación. Valeria Sarmiento y su equipo se cargaron una arriesgada tarea y salieron airosos. Un experimento cautivador, que mantiene un pie en el pasado y otro en el presente.
Calificación
Dirección
Montaje
Arte y Fotografía
Música
Actuación
Imposible saber a ciencia cierta lo que Raúl Ruiz se propuso contar en 1967, pero "El tango del viudo y su espejo deformante" es una gran aproximación. Valeria Sarmiento y su equipo se cargaron una arriesgada tarea y salieron airosos. Un experimento cautivador, que mantiene un pie en el pasado y otro en el presente.