Din din don. Crítica a El cuento del tío, de Nacho Guggiari

«El cuento del tío» (2021) constituye la ópera prima del cineasta Ignacio Guggiari.

La película fue seleccionada para participar en el 1º Festival Internacional de Cine de Castelldefels, organizado por el Ajuntament de Castelldefels y el CECAAC (Centre Experimental de Cinema i Arts Audiovisuals de Catalunya).

Estreno: 09 de diciembre. 

 

El film comienza con los preparativos para recibir la Navidad. Alguien reza, alguien se queja, alguien pone la mesa, alguien juega y corre mientras alguien piensa y confabula. En esta familia no faltan los comentarios irónicos ni las indirectas. Las primeras escenas nos muestran a Mario, el jefe de familia, recorriendo los pasillos de esta enorme casa. El mobiliario y la decoración permiten advertir la buena posición económica, sin embargo, corresponden a otra época. Es decir, los muebles son un registro del tiempo de abundancia que ya no es tal; de hecho, la ruina financiera los merodea obligándolos a actuar con rapidez.

Cuando Mario (Luis Ziembrowski) ingresa al hogar, atraviesa los diferentes ambientes de la casa y su sola presencia traza una geografía familiar brindando detalles de quiénes son y cómo se comportan los demás personajes. Como dijimos, es Nochebuena. Entre comidas, preparativos y adornos, los integrantes de esta familia comienzan a revelar sus verdaderas intenciones. Rodo (Jorge D´Elía), el tío millonario, los acompañará en la cena, puesto que es el único que realmente puede ayudarlos y salvarlos de la quiebra. No obstante, su imprevista muerte a causa de un accidente absurdo cambiará el rumbo de los acontecimientos. Luego de su muerte, habrá que limpiar las huellas impregnadas en el champagne que llevó para brindar. También esconder sus prendas y, claro, su cuerpo.

A medida que avanza la historia, se va sumando diferentes capas transformando al film en un montaje de la desgracia. Esta farsa comienza a construirse con un primer gesto: Rita Ojer (Alejandra Flechnerle), la esposa de Mario, le pide a Vilma Bustamante (Patricia Calisaya), la empleada, que utilice un uniforme, cosa que nunca había hecho hasta ese entonces. La película se vuelve una pieza tragicómica y la cena de Nochebuena deviene una gran farsa. Entre el vitel toné y el pollo, la familia asiste al show de la muerte de Rodo. Y luego de enterarse del matrimonio que este contrajo con Gachi González (Silvia Pérez), todos conspiran y crean la historia de un secuestro que implica un rescate millonario.

La aparición de nuevos personajes entorpece los planes iniciales, por lo que el enredo familiar, la dramatización del vínculo afectivo y la ambición, terminan por dar forma a dramatización dentro de otra. En este juego donde las apariencias y la apelación a la sangre como generador de confianza, logra que los protagonistas se miren por encima del hombro. Aquí nadie confía en nadie. La atmósfera de tensión se quiebra como la mesa de mármol e incluso como la figura del Niño Dios que Nélida (María de Cousandier) intenta reponer. En suma, se trata de una historia de enredos, planes ocultos y pactos inesperados, que hacen de la película la contracara de las tipificaciones de la mesa familiar en tiempos de celebraciones navideñas.     

 

Calificación

Actuación - 100%
Arte - 86%
Fotografía - 100%
Guión - 90%
Música - 86%

92%

La película es una coproducción con Chile producida por Gastón Klingenfeld (Gancho), Agustín Gosende (Cooperativa Mental) y Diego Rougier (Picardía Films). Protagonizada por Luis Ziembrowski, Mónica Villa, Martín Slipak, Alejandra Flechner, Silvia Perez y Jorge D’Elia.

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Juan Páez

Licenciado en Letras y Diplomado en Periodismo Digital.

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