Si alguna vez pensaste que la idea que haya serpientes en un avión en pleno vuelo era terrorífica, lo que te espera cuando sepas que ahora se trata de vampiros.
Cielo Rojo Sangre es uno de los últimos estrenos que podés encontrar en Netflix. Se centra en Nadja (Peri Baumeister), ella tiene una “rara enfermedad” y para tratarse viaja a Estados Unidos con su hijo, Elias (Carl Anton Koch). La tensión comienza cuando un grupo de terroristas (liderado por Dominic Purcell, de Prison Break) secuestra el avión y la protagonista decide proteger a su pequeño aunque ponga en peligro su salud.
El film sobresale cuando inicia la transformación de Nadja en una vampiresa de aspecto muy similar a Nosferatu (1992); el conflicto entre su sed de sangre y el amor por su hijo es una lucha que el personaje llevará hasta el último minuto. Elias es su razón de ser y se nota el fuerte vínculo entre los dos. Es definitivamente el elemento más sólido de las dos horas de película.
Donde falla, en cambio, es con los antagonistas y las motivaciones que tienen para secuestrar el avión, no parecen lo suficientemente fuertes como para arriesgar no sólo la vida de Nadja, sino también la del resto de los pasajeros. Sin embargo, un punto a favor a destacar es que los planes del acto terrorista incluyen tenderle una trampa a la policía (la cual no pincha ni corta en el argumento de la cinta) con dejos de racismo y xenofobia, lo que deja por sentado la máxima que los villanos pasan más desapercibidos de lo que se cree.
Sí, vampiros a diez mil pies de altura sin muchas chances de escapar suena escalofriante, y lo es, pero Cielo Rojo Sangre no logra mucho más que dos horas del espectador comiéndose las uñas.
Calificación
Actuación - 70%
Arte - 65%
Fotografía - 70%
Guion - 60%
Música - 65%
66%
Logra que el espectador se coma las uñas durante toda la película, a pesar de tener antagonistas que no están a la altura