ADIÓS A KIM KI-DUK,UN DIRECTOR BRILLANTE

El cine coreano de duelo. A los 59 años, acaba de fallecer el brillante director Kim Ki-Duk, perteneciente a la ola vanguardista surcoreana junto, a los también notables Bong Joon-Ho, Lee Chang-Dong y Par Chang-Wook, entre otros.

Muere por complicaciones de COVID el director surcoreano Kim Ki-Duk | El cine en la SER | Cadena SER

Duk falleció como consecuencia de las complicaciones del coronavirus. Fue guionista, productor y director, con un crédito de 25 filmes tan originales como polémicos. Proveniente de una familia de clase obrera rural, trabajó en agricultura y fue suboficial de la marina del ejército surcoreano y cuando obtuvo su baja, a los 25 años, se dedicó a la pintura, su otra gran pasión que se refleja en la estética delicada de su cine.

En París, cuando fue por primera vez al cine, vio dos películas que le interesaron y lo llevaron a interesarse por ese medio: “El silencio de los inocentes” y “Los amantes de Pont Nef”. Primero ingresó como guionista y luego se largó a filmar, sin tener ningún conocimiento técnico del séptimo arte.

Su cine, de fuerte contenido visual, gran impronta poética, experimental, trama brutal, ritmo pausado, parsimonioso uso del diálogo, pone énfasis en elementos criminales, prostitución e inadaptados sociales; además de un fuerte contenido erótico. Al principio, fue un realizador original y totalmente distinto al resto de sus colegas, y no tuvo el beneplácito de la crítica ni el apoyo del público, pero finalmente logró éxito entre los cinéfilos y espíritus inquietos y grandes premios en festivales internacionales.

Su primer film fue “Cocodrile”, al que le siguieron las notables “Wild Animals”, “Real Ficcion”, “Bad Guy”, “Domicilio desconocido”, “Hierro 3”, “Moebius”, “La red”, “Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera”, y la bellísima e impactante “La isla”, de una estética deslumbrante y violentas escenas de sexo. Trata la relación entre un fugitivo de la justicia y la propietaria de un centro de pesca, en medio de un paisaje desolado, donde la gente vive en casitas flotantes y se conectan con pequeñas barcazas. El cine en estado puro y un director en estado de gracia.

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