Una historia de un joven indio perteneciente a una familia pobre de un pueblo, desea avanzar socialmente y salir del estado de carencias de necesidades mínimas trasladándose a Bangalore para ser el conductor personal y, a su vez, sirviente del hijo de un patrón del pueblo donde vivía.
La película rodada en la India tiene la voz del protagonista contando a través de flashbacks cómo logró convertirse en un emprendedor y de qué manera llegó a verse involucrado como responsable de un accidente de tránsito que dejó como saldo una persona fallecida.
A través del film, situado entre el 2.007 y el 2.010, se observa, como bien dice el protagonista Balram Halwai (Adash Gourav), que hay dos Indias: “La de la luz y la de la oscuridad. Un país donde hay 36 millones de deidades para adorar a través de la religión y la utilización del mantra de aceptación, sobre lo que les sucede a los habitantes; los políticos lo utilizan y tienen al pueblo, en su mayoría, subsumido, como queda expresado en los primeros minutos de la realización, sin las necesidades básicas cubiertas como son: el agua potable, cloacas, sistema de salud, electricidad, transporte público
Balhram aprendió a sobrevivir, a ser ambicioso, cortando las “cabezas” que haya que cortar para lograr su cometido de ascenso social; y es que también en India no hay esperanza alguna de salir de la pobreza, sino es a través del acomodo político o bien apartándose de la ley.
Una película en que las inequidades de las clases sociales salta a la vista y sin tapujos; donde el director plasma en el film mediante las imágenes el estado de la India con la corrupción, constituyendo un retrato etnográfico de la época actual del país.
Calificación
Dirección
Guión
Actuación
Fotografía
Música
Por que sí: Una historia atrapante para conocer el estado actual de la India a través de una potente historia con actuaciones muy creíbles bajo una estupenda fotografía.