San Telmo Tapes de Leandro Bartoletti. Crítica

La magia de encontrar una nueva identidad.

El largometraje “San Telmo tapes” es una producción Argentina/Ecuador, dirigida por Leandro Bartoletti y tiene fecha de estreno mundial el 16 de Octubre a través de zine.ec

Rolo, un mago que realizaba trucos en la Plaza mayor de Madrid  se ve obligado a huir de su ciudad cuando realiza un acto que no puede arreglar, hizo desaparecer a una joven –bailarina de tango– del público. Ante el miedo y el estupor de la situación una corazonada le decía que esa chica podría estar en Buenos Aires, con lo poco que tenía toma viaje y depara en las emblemáticas calles de San Telmo.

Afiche de largometraje.

El protagonista decide dejar su vieja identidad atrás y construir una nueva, el temor de que alguien lo buscara por los hechos sucedidos era algo que todavía lo atormentaba. En la ciudad conoce a Alice, quien le alquila una habitación y entablan una amistad, un tanto rara, ya que Rolo siempre se rehusó a contarle cosas de su pasado, esquivaba los temas o simplemente montaba escenas de fastidio.

Rolo recorriendo las calles de San Telmo.

 

 

 

 

Con el carácter de trabajador nato obtiene empleo en un bar y conoce personajes como “pulpo” y “Rolo” cuyas participaciones le dan a la historia un toque ocurrente. Ya instalado el próximo paso era ser práctico, recorrer las calles de San Telmo y las milongas para encontrar a esa chica que había hecho desaparecer. Pero Buenos Aires tenía planes que él no había visto venir…

Rolo discutiendo con Pulpo.

Bernardita se cruza en el camino de Rolo y el amor abre paso a una relación sana, dinámica e ingenua, ella una chica de clase alta, y él sometido a un complejo de inferioridad. El protagonista se encuentra un poco disperso y abrumado, las cosas que él pensó hacer y la forma de solucionar los problemas que tenía no estaban dando resultado.

Rolo Y Bernardita.

De las actuaciones  se destaca la impaciencia y la crudeza de una cotidianeidad que puede agitar a cualquiera, donde en la libertad de cada aporte aparece la magia estallada. Raúl Teba –Rolo–  tiene una actualización “redondita” ni más, ni menos, nos vemos inmersos a escuchar sus narraciones en off y a descubrir en cada gesto como construyo a su alter ego, El Gato Muñoz.

La cámara que recorre las calles del barrio más bohemio hace un uso exquisito, denota un estilo casual y auténtico, sus planos y sus locaciones fortalecen la espontaneidad. La habilidad de Leandro Bartoletti como director queda más que demostrada en la construcción total de su película, muestra un relato que logra sostener una línea emocional sin caer en algo que sea esperado o predecible y la solidez de su trama ratifica que la austeridad no siempre juega en contra.

Queda expuesto que no todo lo que gira alrededor de lo que se considera “primera línea” de cineastas es lo que cuenta, donde seguro se encuentran Adrián Caetano, Lisandro Alonso, Lucrecia Martel, entre otros, que claramente son maestros. Pero también después de estos últimos y quizá en una “segunda línea” hay un cine que se solidifica, que marca su paso y también su diferencia, que puede no tener cierto status por estar en un campo de tantos excelentes profesionales, pero que promete, y mediante la creatividad. Y nada mejor para seducir a un espectador que apostar a la creatividad.

Calificación

Actuación - 80%
Arte - 65%
Fotografía - 70%
Guión - 75%
Música - 65%

71%

La película logra su intención de sumergirnos en la atrapante historia de un alter ego que recorre calles míticas y tangueras.

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