”Los territorios” de Iván Granovsky se estrena en Mubi. Crítica.

El conocido productor realiza su ópera prima como director.

Un documental ficcionado que posee varias lecturas y es allí donde reside su riqueza y lo que lo vuelve interesante, a más de estar cargado de una cuota importante de humor, en un viaje que va a muchos lados y con diversos propósitos. Por Nito Marsiglio.

Las primeras imágenes son la de distintas banderas de países mientras en off se escuchan las preguntas por las capitales y sus respectivas respuestas como si fuera un concurso o un examen. Luego en Berlín Alemania, un joven ya adulto algo robusto intentando sacarse una selfie delante de la Puerta de Brandeburgo, después de varios intentos comienza a trotar y hacer ejercicios y una voz en off, la del mismo personaje que a la vez es Iván Granovsky,  que relata sobre su disyuntiva que consiste en que forjarse un futuro y trae a colación un poco el remanido tema de los mandatos familiares. 

Su padre un reconocido periodista, que estudió historia, por eso en algún momento él se plantea estudiar historia pero le parece larga la carrera y más fácil le era estudiar cine y a la vez le comienza a interesar el periodismo, sobre todo enfocado en conflictos políticos, bélicos, manifestaciones, etc. Se dice a sí mismo que un productor nunca trasciende pero que un director si y como mandato familiar asume la necesidad de trascender.

Este cóctel de cine, periodismo, dirigir y trascender lo lleva a la idea de forjar algún documental  y con ello a realizar todo un periplo y será este el entramado narrativo de la obra.

Técnicamente es un documental ficcionado, pero Granovsky lo trabaja de una manera muy particular al enfoque que le da ya que pareciera que va relatando los fracasos de un avenido director y periodista que no encuentra inspiración o el leitmotiv de su obra, que suma en su loco peregrinaje a varios que lo bancan económicamente como su madre, una típica idishe mámele que le reclama atención vía email y le cuestiona los gastos de tarjetas de crédito, y amigos que se van bajando de sus proyectos, a la vez que se muestra como un fracaso como reportero. Todo esto le va dando una cuota de humor y frescura a la obra, pero a la vez va mostrando al mundo en que vivimos desde los personajes del llamado progresismo latinoamericano como Lula o Evo Morales, a los conflictos en Europa y el medio oriente. 

El siempre va relatando a través del artilugio de la voz en off mientras la cámara lo muestra como el actor o personaje de la obra. 

Se mete con el conflicto vasco en España, y si bien plantea su fracaso al intentar contactar con la Eta, sin embargo en un par de entrevistas se ve muy a las claras cómo funciona de mal la justicia en la madre patria. 

Por otra parte, como uno de los elementos relevantes, el tema de los inmigrantes en una Europa expulsionista. Y el otro tema más central es el conflicto de Israel con Palestina.

Siempre intercala sutilmente la ironía, como ejemplo una frase que aparece en pantalla sobre una peregrinación en Portugal, “La izquierda nos destruyó. La derecha también. Pero al menos a la derecha le vimos en sus ojos que querían destruirnos. Galilea Santana, 58”. 

Es una película sumamente atractiva por diversas cuestiones, su complejo entramado que al espectador lo deja a veces algo descolocado preguntándose este por donde va, su parte de humor que está muy bien condimentada durante la obra y a la vez el papel mismo de documental de conflictos actuales.

Es una ópera prima muy original que promete marcar todo un estilo en sus futuras obras.

Puntaje:80.

Calificación:

Dirección
Fotografía
Guion
Montaje
Música

Un documental ficcionado que posee varias lecturas y es allí donde reside su riqueza.

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