“La Vida Secreta de las Mascotas 2” de Chris Renaud – Crítica.

Max se adaptó a la vida con su nuevo amigo Duke, pero cuando las cosas parecían estar tranquilas, la llegada de un nuevo integrante humano a la familia vuelven a revolucionar su preciado estado de bienestar. Por Bruno Calabrese.

“La Vida Secreta de las Mascotas” de los estudios de animación Illumination (responsable las exitosas “MI Villano Favorito” y “Minions”) logró algo que los productos anteriores del estudio no habían logrado, explorar los sentimientos de los niños ante la llegada de un hermano. De manera alegre, la película planteaba esa temática a través de la vida de las adorables mascotas. Más allá de ser un clon de “Toy Story”, nos mostraba que no estaba mal sentirse frustrado por lo la llegada de un hermano a la familia. 

En esta segunda entrega, el director sigue en la misma línea. Esta vez profundizando la cuestión planteada por la llegada de un niño a la familia. A diferencia de la anterior, que estaba más apuntado al público infantil, en este caso está amplía el espectro hacía el público adulto.

En la primera edición el adorable Max pensó que el mundo se venía abajo cuando su dueña trae a la casa a un perro enorme y desaliñado llamado Duke (doblada en Argentina por el cómico Campi). Superada esa situación y con el nuevo visitante como su mejor amigo, en esta secuela ese estado de bienestar se ve convulsionado después de que su dueña se case y tenga su primer hijo. La preocupación de Max por ser un buen protector para el pequeño Liam comienza a manifestarse en malos hábitos y tics nerviosos, como rascarse vigorosamente. 

Al sentir la ansiedad de Max, su dueña lo lleva al veterinario donde le ponen un cono plástico para que no se rasque más. Con su humillación a cuestas, el perro realiza un viaje familiar a una granja fuera de la ciudad resplandeciente. El cambio en la atmósfera debería mejorar su estado de ánimo, pero en cambio solo lo aterroriza aún más, ya que lo ve como un campo lleno de obstáculos espantosos, como acantilados irregulares y un pavo terrorífico. Sin embargo, los encuentros de Max con Rooster (Harrison Ford), un perro pastor grizzled, áspero y de voz grave, lo llevan a descubrir el coraje para superarse a sí mismo y su angustia.

Pero la película no solo se centra en la historia de Max, sino que amplia uno de los personajes favoritos de la primera película. En esta continuación presenta una historia de acción y aventura para Snowball, el conejito inseguro que está ansioso por demostrar que no es solo una mascota mimada. El conejo se imagina a sí mismo como una especie de superhéroe, el “Capitán Bola de Nieve” recientemente rebautizado se compromete a ayudar a la intrépida Shih Tzu Daisy, en una misión de rescate. Un viaje para liberar a un tigre blanco en contra de su voluntad que los llevará a ambos a enfrentarse a un sádico dueño de circo.

Las tres historias finalmente se entrecruzarán y se conectarán de maneras. Max será el encargado de llevar la emoción, Gidget para llevar la comedia y Snowball para impulsar la acción. La historia de Max dentro de la granja queda en el olvido una vez que sale de la misma, y con eso se pierde lo más interesante, volcándose hacía la aventura que todos los niños esperan en este tipo de films, lo que hará que el adulto pierda un poco el interés.

A pesar de eso, la temática y la conformación de los personajes son más fuertes aquí que en la película anterior.  “La Vida Secreta de las Mascotas” es una comedia que incluye un mensaje para los padres interesante, encerrado en el juego sobre lo que hacen las mascotas cuando no las estamos cuidando.

PUNTAJE: 75/100.

 

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