“Guaraní” de Luis Zorraquín. Crítica.

En el Ciclo de Cine de las Colectividades del 18 al 20 de junio.

Con la coproducción argentino paraguaya la ópera prima de Zorraquín, que sin grandilocuencia pero cargada de emoción, narra un peregrinar entre dos mundos unidos por un largo río. Por Nito Marsiglio.

Son muchos los elementos intervinientes en esta obra que la convierten en una muy buena realización. Pero sin duda los más destacables son la dirección y la actuación de sus dos protagonistas. 

El ritmo, la atmósfera creada, la selección de encuadres sumado a una increíble interpretación de los personajes abuelo y nieta, producen un cóctel exquisito.

Iara (Jazmín Bogarín) es una jovencita paraguaya que vive en una pequeña población a la vera del río. Vive con su abuelo Atilio (Emilio Barreto), un hombre de unos setenta y pico años muy aferrado a las tradiciones. Junto con ellos viven sus tías y primas. 

La madre de Iara se fue a probar suerte a Buenos Aires. 

La película comienza con una de las tías de Iara se encuentra en pleno parto, en la humilde casa en que viven. Iara se encuentra espiando por una rendija hasta que la reprenden. Atilio se encuentra en el patio debajo de un árbol tomando mate hasta que sale la partera y le comunica que ha nacido una hermosa nena. Atilio se levanta sin emitir comentario, se dirige a su lancha y sin más, continúa con su trabajo que consiste en transportar personas y mercaderías entre poblaciones de las costas y pescar.

Iara está cursando el secundario, pero cuando no está en la escuela lo acompaña a su abuelo en el trabajo. En ese continuo ir y venir en la lancha, que no se encuentra de la mejor manera ya que el motor falla cada tanto, la nieta y el abuelo van mostrando el fuerte vínculo que los une. Pero él manifiesta que sería distinto si tuviera un nieto varón.

Ella recibe una encomienda de su madre que le envía una remera muy femenina y una carta en donde le comenta que está embarazada y espera a un varón. 

Al otro día cuando sale con el abuelo en la lancha él la reprende por la remera y le exige que se la cambie. Cuando ella se marcha él le revisa la mochila, le encuentra la carta y allí descubre que su hija está embarazada y espera un niño. 

Ya es entrada la tarde y están regresando cuando llegando al amarre frente a la casa el cambia el rumbo de la lancha y decide emprender hacia Buenos Aires. Quiere que su nieto varón nazca en Paraguay.

La interpretación de los personajes de la nieta y el abuelo que logran Jazmín Bogarín y Emilio Barreto alcanza un nivel actoral magistral. Sin duda la contraparte de esto ha sido una genial dirección.

“Guaraní” compenetra al espectador en un universo tan distinto y a la vez tan cercano que lo obliga a pensar la necesidad de salir de su burbuja y mirar un poco alrededor.

Puntaje: 90.

Calificación:

Arte
Actuación
Dirección
Fotografía
Guion

Una obra muy bien actuada y dirigida preñada de emoción y de ternura.

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