La ópera prima de Ofir Raul Graizer es una película que combina el romanticismo con el arte culinario, narrando la historia de amor entre un pastelero de Berlín y un ingeniero israelí casado y con un hijo. Sin embargo, su secreto mejor guardado disparará la tensión y el conflicto en la película a partir de su muerte repentina.Con guion y dirección de Ofir Raul Graizer, y las actuaciones de Zohar Shtrauss, Sarah Adler, Tim Kalkhof, Roy Miller, Stephanie Stremler, Tagel Eliyahu y David Koren, “El repostero de Berlín” es una película que aborda temas referidos al amor homosexual, el rol de la mujer cuando enviuda, los mandatos familiares y la religión.
Thomas (Tim Kalkhof) es un joven pastelero que maneja una confitería (Café Kredenz) en Berlín e inicia una relación amorosa con uno de sus clientes, Oren (Roy Miller): un ingeniero israelí que vive en Jerusalén junto a su mujer e hijo y viaja frecuentemente a la ciudad por cuestiones laborales. Un día Oren desaparece y, tras varios intentos de comunicarse con él, Thomas decide investigar qué le pasó y descubre que su amante murió en un accidente. Sin nada que lo retenga en Alemania, el joven busca inmiscuirse en la vida de su amado; logra conocer a Anat (Sarah Adler), la viuda y empieza a trabajar en el bar que ella dirige (primero como lavacopas y luego como repostero). Sin embargo, pronto se verá involucrado en la vida de Anat y el entorno familiar de una manera que no era la prevista, y tendrá que hacer todo lo posible por sostener la mentira hasta un punto sin retorno.
El conflicto en la película pasa por esperar el momento en que Anat descubra que su esposo y su empleado eran amantes: en qué momento ocurrirá y qué sucederá luego es lo que mantiene la tensión de la ópera prima de Graizer. No obstante, su realizador juega con esa intriga que genera en el espectador y hace que todo el proceso se vaya desencadenando sin apuros; hasta por momentos tornándose un poco lento el film.
Un dato a tener en cuenta es que Graizer surfea bien los temas que se desarrollan en el cinta, sin caer en lugares comunes; aunque sí hay ciertas situaciones que tienen una resolución previsible.
Desde la parte técnica se abusa un poco de los primeros planos y de las escenas largas. La música de Dominique Charpentier es tenue y acompaña el ritmo que impone los 113 minutos de la película.
“El repostero de Berlín” se apoya principalmente en el argumento interesante que propone y en el manejo de emotividad que despierta, ya que su punto débil es la puesta en escena. De todas maneras, es una película que entretiene y que se anima a abordar una temática sensible, mostrando las transformaciones que viene atravesando la industria cinematográfica israelí.
El repostero de Berlín. Crítica
Dirección
Guion
Actuaciones
Música
"El repostero de Berlín" se apoya principalmente en el argumento interesante que propone y en el manejo de emotividad que despierta. Es una película que entretiene y que se anima a abordar una temática sensible, mostrando las transformaciones que viene atravesando la industria cinematográfica israelí.