Una película que muestra el difícil trance del fin de la secundaria, la amistad, y el lugar donde se vive y la relación con las familias. “Lady Bird”, uno de los estrenos más esperados de Netflix.
¿Qué tipo de pájaro sería Christine McPherson en su mundo adolescente? Ese universo plagado de dudas, de certezas y de la curiosa búsqueda del ser quien es. Atravesar dificultades en busca del deseo y chocarse contra la pared una, dos, tres, mil veces con los problemas que, de una u otra forma, la tienen que hacer madurar. También, porqué no, la difícil relación con los padres, siendo que las peleas se vuelven cada vez más recurrentes y sienten que lo que hacen nunca es suficiente. Quedar en el lugar de víctima, rebelarse aun sabiendo las consecuencias y creer que estar del lado contrario del mundo genera el sentirse seguro y satisfecho y que el mundo le pertenece; si hubiera que hacer una lista, algo que completa el período de la adolescencia es la amistad, las/os amigas/os inseparables que están ahí todo el tiempo y que no importa dónde estén, siempre serán las/os mejores amigas/os.
“Lady Bird” dirigida por Greta Gerwig (Little Woman) y protagonizada por Saoirse Ronan (Little Woman), Laurie Metcalf (The Big Bang Theory), Beanie Feldstein (Booksmart) y Timothee Chalamet (Little Woman), cuenta la historia de Christine, una joven que se encuentra en su último año de secundaria en una escuela católica en Sacramento, California, luchando por querer salir de su pueblo, ya que siente que la asfixia y no la deja crecer: la amistad, el amor, la sexualidad, el ingreso a la universidad y la dura relación con su familia -en especial con su mama-, son algunos de los tópicos por donde transita la película.
“Lady Bird” destaca a la protagonista con todos sus problemas y enredos, y deja que el espectador pueda identificarse con ella aunque no viva en el mismo lugar o no experimente las mismas cosas, pero sí seguramente, en algún momento de la vida uno se ha topado con algún conflicto similar como, por ejemplo, aprender que las relaciones se pueden volver efímeras y lo especial deja de serlo, que tal vez esa amiga inseparable se aleje y conozcamos personas diferentes y los lazos se fortalezcan aún más.
Durante la hora y media que dura el film, todos los temas son desarrollados sin que terminen de agobiar al espectador; al contrario, se van anclando uno con otro para amalgamarse casi de forma perfecta. Esto se combina con la dirección, que emplea escenas cortas con variación de planos mostrando cómo se construye la vida de una joven en esa etapa de su vida.
Otro aspecto a destacar es la fotografía y la ambientación en el año 2002 donde ocurre la película, el paisaje de pueblo, las casas y las viviendas de cada uno rodeados del contexto de la guerra y la preocupación post 11/9. También algo que sobresale con el correr de las escenas es el montaje de cada una: cómo se contraponen y se complementan una con la otra logrando que el choque de escenas se vea armonioso y que no desencaje con lo anterior.
En definitiva, lo que deja de “moraleja” la película, es que aunque uno se aleje o piense de que hoy el lugar propio siempre incomoda, resalta que ello será nuestro lugar con sus defectos y sus virtudes.
Lady Bird
Dirección
Arte y fotografía
Guion
Música
Actuación
Una película que muestra el difícil trance del fin de la secundaria, la amistad, el lugar donde vive y la relación con su madre.