Crítica de “Quizás para siempre”

La película protagonizada por un elenco de super estrellas: Richard Gere, Diane Keaton, Susan Sarandon y William H. Macy indaga, en tono de comedia, sobre el fenómeno del amor y el  romanticismo en personas adultas mayores de sesenta, que se muestran inmaduras y confundidas a la hora de brindarles la experiencia vivida a sus hijos, quienes se encuentran en el momento de contemplar la idea del matrimonio.

El relato enmarcado en el transcurso de dos noches juega con la presentación de los protagonistas saltando de una historia a otra hasta llegar al encuentro entre todos. Grace (Diane Keaton) pasa la noche conversando con Sam (William H. Macy) luego de conocerlo en un cine sollozando en silencio solo. Sin que ellos lo sepan, sus respectivos cónyuges Howard (Richard Gere) y Mónica (Susan Sarandon) pasan la noche juntos en un hotel. Mientras tanto, sus hijos  Allen (Luke Bracey) y Michelle ( Emma Roberts ) son novios desde hace bastante tiempo, pero por alguna razón, sus respectivos padres jamás se han conocido.

En este sentido, se llega al instante donde nos preparamos para ver ese encuentro entre conocidos – desconocidos. La sorpresa que se llevarán al verse y lo disparatada que puede llegar a ser la situación. Está todo listo, la esperada cena en la que todo va a ser pura risa ya llega y el espectador se dispone a disfrutar. Lamentablemente aquí, surge el gran problema y nada de lo esperado sucede o mejor dicho, si sucede, pero no de la forma que debería suceder, para que esa comedia romántica que fuimos a ver sea realmente una comedia.

El encuentro entre padres no genera nada. Los personajes (tremendos actores) parecen recitar, en vez de interpretar. Los diálogos, excesivos, tanto entre las parejas mayores como entre la parejita de jóvenes, son conversaciones que parecen sacadas de una película de unos treinta años atrás. Todo resulta demasiado teatral y nada del lenguaje cinematográfico es aprovechado. Resultado, un film mediocre, que demuestra que hace falta un buen guion y un buen director, además de grandes actores y actrices, para lograr una buena película.